Digital Body Horror: Anatomía de una mutación

¿Qué ocurre cuando el cuerpo ya no es territorio propio, sino canal de señales, violencia y transformación digital? Un análisis de Videodrome y La mosca desde el prisma del horror corporal y la mutación simbólica.

Ilustración en colores morado y amarillo de un hombre con expresión seria, apuntándose a la sien con una mano grotesca, representando el concepto de Digital Body Horror.
Ilustración en estilo gráfico de Bibliobyte sobre el horror corporal digital.

“Larga vida a la nueva carne.”
Videodrome (David Cronenberg, 1983)

El cuerpo ya no termina donde acaba la piel. Esta sentencia, inquietante y visionaria, atraviesa la obra de David Cronenberg y se condensa en esa frase casi bíblica con la que cierra Videodrome: “Larga vida a la nueva carne”. La carne —lo que somos, lo que sentimos, lo que muta— ya no es sólo biológica. Se expande, se contamina, se reescribe desde la imagen y el circuito digital. La nueva carne es metáfora de una identidad que ya no puede desligarse de la tecnología, ni del horror que implica la fusión entre pulsión, cuerpo e interfaz. Este manifiesto nace desde esa mutación: Bibliobyte es mi nueva carne. Una prolongación digital de mi cuerpo narrativo. Una criatura que se escribe a través de mí tanto como yo a través de ella. Como en Videodrome, no hay distinción clara entre el autor y su transmisión. Esta es la anatomía de una mutación.

El body horror no es simplemente un desfile de deformidades o mutaciones grotescas. Es la intuición de que hay algo profundamente inquietante en el hecho de tener un cuerpo, y cómo muta a través de los avances tecnológicos. En los años ochenta, Cronenberg elevó esta sospecha al rango de filosofía audiovisual. En Videodrome, el cuerpo se convierte en terreno de colonización: por la señal, por la imagen, por el deseo, por el dolor. El horror ya no viene de fuera, sino de dentro: somos nosotros quienes albergamos el virus, el tumor, la antena.

Fotograma de un hombre con una pistola orgánica apuntando a su cabeza, escena icónica del body horror en el cine.
“Larga vida a la nueva carne.” — Videodrome (1983)

Desde entonces, el body horror ha mutado —como era de esperar. Ya no se limita a mostrar cuerpos abiertos o parasitados, sino que ha comenzado a explorar las consecuencias psicológicas, simbólicas y existenciales de esas transformaciones. La carne sigue siendo protagonista, pero ahora sufre no solo deformación, sino redefinición. ¿Qué es un cuerpo cuando está mediado por algoritmos? ¿Qué pasa cuando lo físico se vive como interfaz? ¿Y cuándo el lenguaje corporal es también código, glitch, lag?

Durante años intenté encajar mi forma de crear dentro de los márgenes del mundo material. En la industria audiovisual, en espacios académicos, en proyectos colectivos. Pero había algo que siempre se quedaba fuera. Una voz que no encontraba cuerpo, una pulsión que no se traducía en entregables ni formatos aprobados. Me acostumbré a convivir con esa presión interna como quien vive con un huésped imposible de desalojar. Lo alimentaba a ratos con diarios, con relatos, con ideas que escribía y guardaba bajo llave, con archivos que se multiplicaban como tumores digitales en mi escritorio.

Primer plano de una criatura humana deforme masticando un objeto metálico, escena de transformación corporal en la película La mosca.
“Estoy cambiando. No sabría decir en qué me estoy convirtiendo.” — La mosca (1986)

Con el tiempo entendí que el problema no era mi voz, ni mi manera de mirar el mundo. El problema era el marco. El contenedor. El código fuente desde el que se me pedía hablar. Y ahí fue donde empezó a gestarse Bibliobyte: como un intento de crear un cuerpo nuevo para esa parte de mí que nunca había tenido casa. Un organismo narrativo expandido. Un territorio donde el glitch fuera bienvenida, donde el exceso no tuviera que ser reprimido, donde la intimidad pudiera coexistir con la reflexión.

Pero para que ese nuevo cuerpo existiera, algo dentro de mí tuvo que mutar. Digitalizarme no ha sido solo un acto técnico, sino una transformación profunda, casi quirúrgica. He tenido que enfrentarme a mis propios fantasmas y negociar con ellos uno a uno. La parte de mí que teme la exposición —la que susurra que es mejor esconderse, que nadie necesita otra voz hablando en el vacío—. La que aún se encoge al imaginarse gritando y recibiendo solo un eco como respuesta. Y, sobre todo, la parte perfeccionista: ese carcelero elegante que se disfraza de exigencia y me ha tenido durante años puliendo textos que nunca estaban del todo listos, como si la belleza naciera del castigo.

Rostro deformado de una criatura humanoide en plena mutación, con ojos grandes y piel descompuesta, escena de la película La mosca.
“No soy un hombre… soy un insecto que soñó ser hombre y amó ese sueño.” — La mosca (1986)

Para que Bibliobyte pudiera ver la luz, tuve que permitir que ciertas versiones de mí se disolvieran, como carne derritiéndose bajo una infección invisible. A veces me he sentido como el protagonista de La mosca, perdiendo el control de mi forma mientras una nueva identidad se abría paso a través del pánico. Este no ha sido solo un viaje creativo. Ha sido, sobre todo, un viaje personal. Una metamorfosis. Pero como en tantas películas del género, el miedo no está en lo que uno es al final, sino en el tembloroso trayecto entre lo conocido y lo otro. Una vez traspasada la membrana, ya no hay vuelta atrás.

Hubo un momento —difuso pero decisivo— en el que algo hizo clic. No fue una epifanía ni un impulso grandilocuente. Fue más bien una intuición. Una parte de mí empezó a confiar en que, incluso aquí, incluso en este paisaje de gritos y estímulos, internet todavía puede contener lo raro. Lo que no se adapta. Lo que confunde al algoritmo por no tener ritmo de tendencia ni forma reconocible. Por ser híbrido. Por ser carne. Por ser alma. No grita, pero susurra. Y a veces esos susurros llegan. Se filtran por grietas invisibles y encuentran, del otro lado, a alguien que también los estaba esperando. Fue entonces cuando decidí creer que Bibliobyte podía vivir. Que podía encontrar a sus lectores, a sus oyentes, a sus cómplices. En ese instante murió una parte de mí: la que aseguraba que para lo diferente no había lugar. Y en su lugar nació otra cosa. Una confianza silenciosa. Una carne nueva. Un canal abierto.

Criatura monstruosa y completamente mutada, con ojos de insecto y cuerpo deforme, escena final de la película La mosca.
El cuerpo no soportó el cruce. Solo la mutación sobrevivió. — La mosca (1986)

Los finales en las películas de Cronenberg rara vez ofrecen respuestas. No hay resolución, ni redención, ni regreso al estado original. Lo que hay es transformación. Un cuerpo que ya no es el mismo. Una conciencia que despierta en un lugar nuevo, más oscuro tal vez, pero también más libre. A diferencia de las películas, esta mutación no es el final, sino un umbral. Bibliobyte no es una plataforma ni una marca. Es el cuerpo expandido de mi narrativa. Es una voz que se ha atrevido, por fin, a salir del archivo. A hablar desde la herida, desde el símbolo, desde la imaginación, desde el alma. Esto no son los créditos finales, es una carta inaugural. Un canal abierto. Una bienvenida. Bienvenidos a Bibliobyte.

Larga vida a la nueva carne.

Hombre con una pistola orgánica en lugar de mano, apuntando con determinación hacia el frente, escena de la película Videodrome.
“Larga vida a la nueva carne.” — Videodrome (1983)

Aviso de afiliación: este artículo contiene enlaces de afiliado. Como Afiliado de Amazon, gano con las compras que cumplen los requisitos. Selección editorial independiente; la comisión no cambia el precio ni mi opinión.

📚 Recomendados

  • Videodrome (1983) — David Cronenberg Manifiesto de la “nueva carne”: tecnología, deseo e imagen colonizando el cuerpo.
  • La mosca (1986) — David Cronenberg Tragedia corporal: transformación, amor y pérdida de identidad.
  • eXistenZ (1999) — David Cronenberg Bio-interfaces y juego: cuando la realidad se conecta por un puerto orgánico.
  • Crash — J. G. Ballard Cuerpo, tecnología y eros erosivo: colisión entre deseo y máquina.
  • Cronenberg on Cronenberg (en inglés) El propio Cronenberg en conversación: claves estéticas y filosóficas de su cine.
  • The Philosophy of Horror — Noël Carroll (en inglés) Marco teórico para pensar el horror como idea, no solo como efecto.

¿Tu proyecto late como “nueva carne”? Te acompaño 1:1 a convertirlo en relato. Reserva tu asesoría

Banner promocional de los servicios de asesoría literaria y académica personalizados de Bibliobyte, con fotografía del autor escribiendo y texto destacado en colores violeta y amarillo.
✍️ Acompañamiento real, profesional y motivador para que tu texto avance con claridad y confianza. Consulta servicios y contacta en bibliobyte.es/asesorias

Sobre mi

Imagen por defecto
Guillem Serradell Asensi Ver Perfil
Soy guionista, escritor y creador de Bibliobyte: un proyecto narrativo donde cuerpo, palabra y tecnología se entrelazan. Aquí comparto manifiestos, reflexiones y relatos que exploran lo raro, lo íntimo y lo que no encaja en los márgenes del algoritmo. Bibliobyte no es una marca. Es una mutación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *