De generación en generación: fantasmas, genes y brujas (de Elm Street a The Witch)

De los fantasmas en la cuna (Fraiberg) a las marcas biológicas del estrés (Yehuda), el daño viaja por familias y culturas. Elm Street muestra a los hijos pagando la deuda; Hereditary convierte el linaje en maldición; The Witch revela el puritanismo como trauma colectivo.

Portada “De generación en generación”: rostro bajo bolsa mortuoria a la izquierda, fondo lila y naranja, gran titular y subtítulo “fantasmas, genes y brujas”, sello “Tragedia · Trauma · Terror” y logotipo de Bibliobyte.
Portada del ciclo de octubre en Bibliobyte: De generación en generación — un viaje por fantasmas familiares, genes/epigenética y brujas como metáforas del trauma heredado.

Nota de la serie. Este es el cuarto de cuatro artículos que publico durante octubre, mes de Halloween. Son piezas de divulgación adaptadas de mi Trabajo Final de Máster sobre trauma, tragedia y terror (disponible para leer en el repositorio universitario). Gracias por acompañar la serie: cierra hoy, pero continúa en asesorías y nuevos contenidos.


1) Fantasmas en la cuna (Fraiberg)

Me gusta empezar por el principio: la habitación del bebé. Selma Fraiberg le pone palabras a lo que tantas ficciones ya intuían: “En cada habitación de bebé hay fantasmas”. No son metáforas bonitas: son visitantes del pasado no recordado que se cuelan en la crianza y dirigen el ensayo de la tragedia familiar con un guion gastado. El niño, por su mera fragilidad, cataliza aquello que los padres no han podido elaborar; los arrastra de vuelta a escenas viejas y los inunda con emociones antiguas. Si el amor y las condiciones ayudan, los intrusos se marchan; si no, se instalan.   

Donde no hay trabajo psíquico, hay repetición: lo que no se integra, se actúa.

Habitación de bebé nocturna con cuna iluminada y tres siluetas fantasmales; paleta neón lila, verde y amarillo.
Ilustración conceptual inspirada en Selma Fraiberg: “En cada habitación de bebé hay fantasmas”. (Obra original para Bibliobyte.)

2) Herencia biológica (Yehuda)

La clínica trae otra capa incómoda. Rachel Yehuda ha descrito cómo ciertos traumas modulan la expresión genética de las víctimas y cómo esas marcas pueden heredarse. Hijos y nietos de supervivientes –por ejemplo, del Holocausto– muestran alteraciones del sistema del estrés pese a no haber vivido el acontecimiento en primera persona: “viven como si alguien los persiguiera… se sienten vulnerables”. La evidencia humana es limitada por razones obvias, pero los estudios con roedores apuntan en la misma dirección: crías de madres estresadas nacen con sistemas más reactivos, peor regulación del miedo y vulnerabilidad inmune; quizá —hipótesis adaptativa— la especie advierte genéticamente a la siguiente generación.   

No es un fatalismo de laboratorio: es una tensión ética de nuestro tiempo. ¿Y si nuestra fantasía de auto–construcción ilimitada tropezara con algo que no controlamos? ¿Somos tan libres como creemos?

Portada de Treating Trauma Survivors With PTSD, vía Google Books.

3) Los hijos pagan: Pesadilla en Elm Street

Wes Craven lo escenifica sin rodeos. Los padres linchan a Freddy; años después, los hijos pagan la deuda en sueños. La película lo explica con Hamlet en el aula: el fantasma del pasado colapsa el presente y exige. El tiempo se hace espiral, la memoria se confunde con la experiencia y lo no tramitado regresa para gobernar. Lo dije ya en el TFM: el pasado traumático de una generación es el violento presente de la siguiente.

Nancy en una cama de hospital sostiene un sombrero oscuro mientras un médico y su madre observan con preocupación.
El objeto-ancla del trauma aparece en el mundo “real”: el sombrero materializa la pesadilla. (Fotograma usado con fines de comentario y análisis).

4) Hereditary: la maldición moderna

Aster desplaza los dioses al linaje. Cuando Annie cuenta su árbol genealógico —demencia, suicidio, psicosis, esquizofrenia— entendemos que la amenaza viene de dentro: trazo psíquico, marca biológica o ambas. Hereditary puede leerse literal (posesión) o como alegoría de la transmisión traumática. Su terrorismo emocional es justamente ese: la sospecha de que estamos marcados desde el nacimiento; que el monstruo lleva tu apellido.   

Quien niega el pasado se expone a ser destruido por él: tragedia, clínica y terror dicen lo mismo. 

La familia Graham sentada alrededor de la mesa, miradas tensas bajo una lámpara colgante; ambiente oscuro.
La mesa como campo de batalla emocional: cuatro cuerpos juntos, ningún diálogo que los una. (Fotograma usado con fines de comentario y análisis).

5) The Witch: el puritanismo como trauma cultural

Cambio de escala. Robert Eggers pregunta qué pasa cuando el trauma no es solo familiar, sino cultural. En The Witch, el puritanismo enferma la mente: regula el deseo, castiga el cuerpo y produce monstruos a partir de la culpa. El film funciona como estudio de contagio simbólico: una doctrina se vuelve atmósfera y la atmósfera se vuelve psicosis. En el mapa de octubre que vengo trazando, The Witch ocupa el extremo del trauma colectivo: la herida no viaja solo por sangre; viaja por ideas.

Joven de pie en el interior de una cabaña; al fondo, madre e hijos asustados se abrazan.
La familia puritana quiebra: sospecha, culpa y miedo antiguo encarnados en un mismo plano. (Fotograma usado con fines de comentario y análisis).

6) Cierre: integrar o expulsar el monstruo

Lo señalé en las conclusiones del TFM: el terror contemporáneo, a menudo, no restituye el orden expulsando lo ajeno; propone integrarlo. Hay un giro “terapéutico” del género: aceptar lo que nos habita, nombrarlo y, si podemos, darle forma para que no nos gobierne a oscuras. Es otra manera de decir que la catarsis hoy pasa menos por “matar al monstruo” y más por reconocer sus condiciones. El monstruo —sea Freddy, una abuela omnipotente o una teología puritana— es la forma que toma el pasado cuando no se le deja hablar.   


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📚 Recomendados

  • Pesadilla en Elm Street (1984) — Wes Craven Clásico del terror sobre deudas que pasan de padres a hijos.
  • The Witch (2015) — Robert Eggers Puritanismo, culpa y atmósfera opresiva: el trauma cultural hecho cine.
  • Hamlet — William Shakespeare El fantasma que devuelve el pasado al presente: clave para pensar la herencia.
  • Este dolor no es mío — Mark Wolynn Introducción accesible al trauma intergeneracional y sus patrones repetidos.
  • El cuerpo lleva la cuenta — Bessel van der Kolk Cómo el trauma se registra en cuerpo y memoria; puente entre clínica y relato.
  • Brujas — Mona Chollet Ensayo sobre la figura de la bruja y su resignificación cultural.

Serie completa Tragedia · Trauma · Terror:

1. Destino vs. trauma: por qué el terror nos entiende mejor de lo que crees
2. Tirando del hilo: Hereditary como tragedia en una clase de literatura
3. Mirar duele: Edipo en el cine de terror
4. De generación en generación: fantasmas, genes y brujas

TFM Completo: https://repositori.upf.edu/items/a9b095c3-0af8-41d3-819e-8672bde332a2

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Guillem Serradell Asensi Ver Perfil
Soy guionista, escritor y creador de Bibliobyte: un proyecto narrativo donde cuerpo, palabra y tecnología se entrelazan. Aquí comparto manifiestos, reflexiones y relatos que exploran lo raro, lo íntimo y lo que no encaja en los márgenes del algoritmo. Bibliobyte no es una marca. Es una mutación.


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